I Think I Just Had a Hot Flush, But How Do I Know? - Hey Sister!

Creo que acabo de tener un sofoco, pero ¿cómo lo sé?

Bienvenida al maravilloso mundo de la perimenopausia, donde la pregunta "¿Acabo de tener un sofoco?" se convierte en una parte habitual de tu diálogo interno. Si tienes entre 35 y 55 años y de repente te preguntas por qué estás sudando como si hubieras corrido una maratón mientras estás sentada perfectamente quieta, no estás sola. ¿Esa ola de calor inesperada? Puede que sea tu cuerpo susurrándote: "Oye, estás en transición".

Pero, ¿cómo puedes saber con certeza que se trata de un sofoco y no solo del termostato de tu oficina al máximo? Vamos a explicarlo. Los sofocos, uno de los síntomas característicos de la perimenopausia, suelen sentirse como un calor intenso que irradia desde el pecho y la cara. Pueden durar desde unos segundos hasta varios minutos, y hacer que te sientas enrojecida, sudorosa y un poco indispuesta. Estos tampoco se limitan solo al día: los sudores nocturnos pueden despertarte a las 2 a. m. con las sábanas tiradas al suelo.

Perimenopausia: una nueva frontera

Antes de hablar de los mecanismos de afrontamiento, hablemos de lo que realmente está sucediendo. La perimenopausia es el período de transición que precede a la menopausia en toda regla y puede comenzar a los 35 o a los 50 años. Los cambios hormonales son los culpables de esos períodos irregulares, sofocos, cambios de humor y trastornos del sueño. Es como la secuela no tan glamurosa de la pubertad.

¿La buena noticia? No estás solo y no hay razón para ocultarlo. La mitad de la población experimenta esta transición en algún momento, así que ¿por qué deberíamos mantenerla en la sombra?

Hablando sobre la perimenopausia en el trabajo

Empecemos por el lugar de trabajo. Si has estado sufriendo en secreto sofocos en las reuniones o has estado restando importancia a la confusión mental como si se tratara de un “fin de semana largo”, es hora de cambiar el guión. Este es tu cuerpo y no hay nada de qué avergonzarse.

Te dejo un pequeño secreto: tienes derecho a hablar sobre ello. Si estás en medio de una presentación y sientes el característico sofoco, tómate un momento. Dilo, como hizo Imogen Crump en el programa matutino de ABC. Ella aprovechó el momento y dijo: "¡Estoy teniendo un sofoco ahora mismo!", sin disculpas, sin sentirse incómoda, solo honesta.

Tú puedes hacer lo mismo. Dile a tu jefe o a tus colegas que tal vez necesites salir por un minuto, o dilo y continúa como un jefe. No tienes que seguir adelante en silencio.

Muchos lugares de trabajo se están volviendo más conscientes de la importancia de apoyar a las mujeres en transiciones de vida como esta. ¿Por qué no ser parte de la conversación?

Cómo afrontar la perimenopausia en casa

En casa, puede resultar más fácil bajar la guardia, pero la perimenopausia puede alterar tu rutina. Si los cambios de humor te ponen de mal humor o te sientes más emocional de lo habitual, es importante que te comuniques con tu familia. Cuéntale a tu pareja o a tus hijos por lo que estás pasando. No estás exagerando, te estás adaptando a una nueva normalidad. ¿Y adivina qué? Ellos quieren apoyarte, pero no pueden hacerlo si no saben qué está pasando.

Establece rutinas que te hagan la vida un poco más fácil. Mantén tu habitación fresca para evitar los sudores nocturnos, opta por ropa cómoda y disfruta de los pequeños placeres del autocuidado, ya sea un baño tibio, un podcast favorito o simplemente un poco de tiempo extra para ti. Te lo mereces.

Ser abierto en entornos sociales

Ahora, hablemos de situaciones sociales. Ya sea una cena con amigos o una reunión de colegas, todos hemos pasado por eso: intentamos mantener la calma mientras el termostato interno de nuestro cuerpo claramente no funciona. ¿El primer paso para manejar esto? Abandonar la idea de que hay que sufrir en silencio.

¿Sofocos? Puedes abanicarte sin vergüenza. ¿Niebla mental? Puedes tomártelo a broma y explicar que tu cerebro ha estado ocupado con fluctuaciones hormonales últimamente. Es parte de la vida y hablar abiertamente de ello tiene mucho poder. Probablemente descubras que cuanto más hables de ello, más compartirán también sus experiencias los demás.

Estrategias de autocuidado para la perimenopausia

Sin embargo, para transitar la montaña rusa hormonal de la perimenopausia se necesitan más que conversaciones abiertas. También se trata de cuidarse a uno mismo. A continuación, se ofrecen algunos consejos que le ayudarán a sentirse más en control:

  • Mantente hidratado: los sofocos pueden deshidratarte, así que ten a mano una botella de agua.
  • Vístete con capas: nunca sabes cuándo necesitarás quitarte ese jersey extra.
  • Movimiento consciente: el yoga, caminar y los estiramientos pueden ayudar a regular tu estado de ánimo y mantener las hormonas bajo control.
  • Higiene del sueño: Establezca una rutina relajante a la hora de acostarse para combatir el insomnio o los sudores nocturnos. Mantenga la habitación fresca, oscura y tranquila.
  • Alimentación saludable: Comer una dieta equilibrada rica en cereales integrales, frutas y verduras puede ayudar a equilibrar tus niveles de energía.

¿Por qué ocultarlo?

La perimenopausia y la menopausia no son situaciones que se deban ocultar o de las que se deba sentir vergüenza. Es una transición natural y, cuanto más hablemos de ella, menos aislante será. Si mantenemos conversaciones abiertas en el trabajo, en casa e incluso con amigos, ayudamos a normalizar esta experiencia para todas las mujeres.

¿Y sabes qué? Cuando te abres, la gente también se sumará y compartirá sus experiencias. Crearás conexiones más profundas y significativas, ¿y quién no quiere eso?

Envejecer con gracia es cosa del pasado

En Hey Sister!, creemos que envejecer con gracia está sobrevalorado. Preferimos envejecer con valentía, con honestidad sin complejos y sentido del humor. Después de todo, la mitad de la población experimentará la perimenopausia y la menopausia, así que ¿por qué ocultarlo? Es hora de vivir tu vida al máximo, con sofocos y todo.

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